Sumergirse en las entrañas del mar es como cruzar los
límites de la estratosfera...
Tiene mucho de mágico. Y casi todo de incierto e
imprevisible…
Un viaje más allá de los dominios de la razón.
Una expedición a universos donde el conocimiento científico
tiende a dispersarse como ceniza con el viento. Donde el espacio y el tiempo se
vuelven insignificantes, intranscendentes…
Sin embargo, para nuestros sentidos, el mar y el cielo componen una bella rapsodia. En azul.
“Azul como el mar…” decimos sin pensar... Sin el menor atisbo
de duda.
Aunque físicamente el agua es incolora, el mar nos muestra
un azul que se expresa como una sinfonía cromática tonal, que desciende como
una escala diatónica desde el cielo hasta las profundidades abisales.
Con un planteamiento análogo asimilamos la
apariencia azul del cielo. Sin embargo, ésta se debe al efecto de la
dispersión de la luz del sol en las moléculas del aire...
Sea como fuere, apariencia o realidad, ese casi quimérico azul forma parte activa de nuestra vida.
Porque ese azul es también el color de la lealtad y de la amistad.
De la tranquilidad, del espíritu. Y también del intelecto, como el amarillo.
Curiosamente el verde resulta de la fusión de ambos. Quizá por ello sea el color de la esperanza.
Cuántas veces nos hemos quedado absortos contemplando el
mar, o como queriendo atravesar el cielo consciente o inconscientemente con la
mirada, buscando inspiración o sosiego…
Porque contemplar ese mar y ese cielo que tanto admiramos
nos consuela. Porque ellos son el espejo de nuestros anhelos. Porque nos
permiten ver cómo somos sin dejar de reflejar la imagen que de nosotros debiera prevalecer...
...Aquélla que muestra la esencia azul de ese corazón
que llevamos dentro...
Si la amistad, la lealtad y el cariño significan algo más
que meras palabras, merece la pena dar a nuestra vida un poco de color azul. De
ese azul que visten el mar y el cielo.
Me gusta ese azul porque también forma parte del color verde
de nuestra esperanza.
Buscarlo en las profundidades del mar o en los confines del
cielo tiene mucho de mágico. Y casi todo de incierto e imprevisible…
Aunque sea un viaje más allá de los dominios de la razón,
nos mantiene vivos…
Bajo el mar azul del cielo.
Bienvenido a la blogosfera, Tino!
ResponderEliminarMe gusta mucho esa manera tuya de ver siempre más allá y de apreciar la belleza de las cosas, cotidianas o abrumadoras. Mucho ánimo en esta aventura. Y enhorabuena!
Un beso!
Una aventura ilusionante, sin duda.
ResponderEliminarUna nueva singladura, una expedición a través de la blogosfera. Tiene mucho de mágica y casi todo de incierta e imprevisible.
Aunque llevaba algún tiempo con ganas de emprenderla, está claro que necesitaba un empujón. El apoyo que significan tus bonitas palabras.
Con la estrella polar en el horizonte resultará mucho más sencillo orientarse. Muchas gracias, Tamara.
Un beso